Jade May Hoey

1974-2004

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19.11.07

Desde la vereda del sol

Uno no se da cuenta, che, pero hay otros que la pasan mucho peor que uno. Hace un rato pensaba en un amigo. Se mudó hace unos días. El mercado inmobiliario viene apretando. Cada vez nos mudamos a barrios más retirados. En cualquier caso, siempre aparece algún consuelo. Que el departamento sea de estreno, por decir algo. Lástima que eso trae aparejado el advenimiento de eso que los abogados llaman vicios redhibitorios. Claro: la heladera no cabe en el hueco que le ha sido asignado. Nadie lo supo antes de que fuese mi amigo a intentar poner la heladera en su nuevo sitio. El baño tiene puerta corrediza. A quién se le ocurre. No lo sé, pero sí tengo en claro que a un tipo claustrofóbico como yo no puede pasarle nada peor que quedarse forcejeando con la puerta que se salió de carril. El dueño de casa, al oír la acalorada discusión que sostengo con la puerta, (cada quien en su idioma, qué se pensaban) intenta darme instrucciones: a la derecha, arriba. En fin, salgo. Ya tengo renovados deseos de orinar. Resisto el embate como si fuera un hombre. A los hombres siempre los derrota su deseo. No me disgusta esa idea; al contrario. Pienso en uno de los gatos de mi amigo. Ahora que cambió de casa, supo del olor de las gatitas. Se puso loco, pobre bicho. No quedó otra que caparlo. En cambio yo, en homenaje a ese soldado sin fusil, salgo al pasillo y me pongo a gritar: ah, gatitas, gatitas...

Comments on "Desde la vereda del sol"

 

Anonymous Anónimo said ... (22/11/07 11:22) : 

un consejo, mismo que no me lo tengas pedido (como todos los consejos, por sinal): dejá la puerta del baño y la del corazón abiertas siempre...
besos

 

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