Jade May Hoey

1974-2004

Powered by Blogger


Locations of visitors to this page

8.10.07

Y si Febo asoma

Llueve, pero ya pasará. Entretanto los charcos se ofrecen tentadores, no sé si para mirar el desorden de mi pelo, o la cara recién accidentada de afeitarme o bien para meterme a chapotear como cuando era chico. No sé: tengo ganas de chapotear, pero me esperan en una reunión. La otra vez estuve con alguien que, entre varias otras cosas, me dijo “te portás como un chico”. Sí, todo el tiempo, y el tiempo en que me porto como un chico que se porta bien, diría que es contra natura. Comienzo a sentirme mal. La nuca se vuelve la sede central de los infiernos. Rebusco en algún algo esa palabra que desde hace rato me viene faltando. Soterrado, me digo. Pobre de las cosas soterradas en días como este en que la lluvia sucede y de las cosas que viven en derredor de las ventanas sacudidas a golpes de agua. No quisiera ser tremendista, pero esto tiene toda la pinta de ser el fin del mundo. Afuera hay una alarma desesperada que no deja de sonar y en el tragaluz del techo del baño un repiqueteo perturbador como el silencio de un chino. Intento dormir y no puedo. El insomnio nocturno vaya y pase, pero esto otro amerita interponer un recurso de queja. No sabría ante quién, pero ahora que llueve y espero a que la lluvia de una vez termine de hacer lo suyo, me ocurre pensar en el ministerio de los insomnes. Sería una oficina en penumbras que atendería las 24 horas. ¿Los empleados estarían tan desganados como yo? O, por el contrario, sería como una especie de hospital, que para paliar el constante ingreso de gente maltrecha apelan a médicos rozagantes y enfermeras de buen ver. Eso habría que definirlo de antemano, y ¿saben qué? Eso no se definiría de antemano. Seguro que mandarían al parlamento el proyecto de reforma a la ley de ministerios, y la manga de levantamanos a sueldo despacharía el proyecto antes de que empiece el partido de los pumas, total, después a los infelices involucrados en el nuevo ministerio habrá de tocarles el completo diagrama y puesta en marcha de un engendro incomible, de los tantos que ya hay. Políticas de estado, eso es lo que falta. Un ministerio del insomnio: conducido por insomnes o gente de sueño inmaculado. ¿Y si en vez de poner inmaculado pongo cualquier otra cosa? Pesado, por ejemplo. Ruidoso. Húmedo. Complete el lector a gusto. ¿Lo ven? Esa sola palabra cambiaría todo el destino de las cosas, no así el propósito de este opúsculo, que apenas intenta ilustrar lo jodido que se pone cuando la interna se recalienta. Imagínense ustedes, y les juro que es sólo un momento, que la batalla se libra a brazo partido entre dos facciones. Las huestes del insomnio cien por cien, por un lado, y la horda de los sueños húmedos por otro. Nadie nace de un repollo. Cada habitante del ministerio está, aunque no lo quiera, enrolado en uno de los bandos y ha de defender su posición con uñas, dientes y memorándums de verba encendida. Y cuando la posición habida esté lo suficientemente a resguardo, en la eterna penumbra de los pasillos del ministerio, saldremos a conquistar, con sigilo, un escaque y otro más. La victoria se huele de antemano, como la lluvia en ciernes, pero nadie se duerma en los laureles. Eso es lo único que les pido.

Comments on "Y si Febo asoma"

 

post a comment