101 canción
En la segunda mitad de los ochenta llegó a mi pueblo una tecnología que abismó las ya marcadas diferencias entre barrios pudientes y barrios no pudientes. Los unos contaban con alguna especie de televisión por cable que les permitía tener una programación de películas y series que en mucho aventajaban a lo que podía verse en los dos canales de televisión abierta. Los demás nos conformábamos con lo de siempre y estirábamos la oreja con tal de no estar demasiado al margen de los temas de entonces. A tono con esos tiempos de burbuja, había una cierta demasía que llevaba el prodigio a un nivel casi obsceno: cada barrio tenía su propia señal. La novedad llegó vieja a mi barrio. Nuestra señal pasaba una y otra vez un show de Queen, que a la distancia se me ocurre que sólo pudo ser en Wembley. Eso a las tres de la tarde. Alguna tontería a media tarde y dos películas por la noche eran toda la programación. Lo raro es que yo vi una sola vez el show de Queen y me bastó. Era maravilloso. Tanto que el resto de los días sólo me despertaba de la siesta a las cuatro menos cuarto, segundos antes de que Roger Taylor aporreara los parches de su batería en We Will Rock You, que era mi canción favorita. Eran tres cosas las que me llamaban: el golpe de Taylor, que me recordaba al de un albañil cuando revoca, el solo de May, que es de los mejores de la historia, y el griterío de la gente Después miraba las dos o tres canciones que faltaban, tomaba un té, me iba a jugar a la pelota. Quiero decir: seguía viviendo como si nada. Tuvo que pasar el tiempo. Tuve que irme del pueblo y escuchar un par de discos antes de saber que esa canción era una excelente canción, pero ni de lejos “la” canción de Queen, que tampoco era “la” banda, sino una de las buenas, que no es poco. Desde que sé algo más de la vida, la canción de Queen que elegí para mi top 100 es Fat Bottomed Girls. |
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