Jade May Hoey

1974-2004

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11.6.06

Pedro

Tanto es así que un día no contuve más mis deseos y quise estropearle la nariz a Fabi, un pibe encantador, hijo de una de esas hermosas familias que crecen en la pobreza, una pobreza que no es ésa que ahora quieren mostrar los cineastas que el estado financia sino una muy otra, que a contra viento y mareas pervive buscando el trago más dulce. Vamos, un pibe como yo, sólo que ahora seguramente andará por ahí pegando ladrillos y jamás de los jamases le ocurrirá pensar que en algún remoto suburbio alguien lo recuerda.
Tenía que ser por una piba y en efecto fue por una piba, por Vanesa, la mayor de los Wladiuk, los rusos del barrio. Era muy blanca, y cuando chica, parecía tener un rostro de porcelana, sólo que a los rusos -ellos no lo eran, pero mi viejo, a su padre, siempre le dijo el ruso y qué importa si en realidad fuesen polacos, húngaros o lituanos- les da por envejecer de un modo extraño y a ella esa vejez temprana la condenó a un mote desagradable: cara de heladera. Muy blanca, ni una arruga, nunca un gesto, muy rubia, Vanesa.
Y yo le pegué a Fabi sin causa en realidad porque ella nunca se enteró del tabique torcido ni de la consulta con el doctor Jauregui que dijo que tenía el puño recalcado y de mi alegado, tal vez encogido de hombros, de una caída, una desafortunada caída. Creí que se me iba la vida en esa piña. Creí que debía de poner en mi mano derecha toda la fuerza como aquél que dijo tú te llamarás Pedro y serás la piedra sobre la que.
Nada ha sido igual desde entonces.

Comments on "Pedro"

 

Blogger Fabiana said ... (15/6/06 16:46) : 

Una de las grandes prerrogativas de ustedes, los hombres, es eso de dar piñas y sentar de culo a la gente. No es que nosotras no podamos pero...no es igual.
A veces quiero pegar piñas asi.
A veces uno da palabras como piñas.
Me gustó esta historia.
Me gustaron las palabras.
Me gustó eso de la piña.
Como quisiera a veces...
Como quisiera, lobizón.

 

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