Sólo un puñado de perros en el portal de la perra en celo, la alarma de la escuela de enfrente que se dispara a deshoras y mi propia somnoliencia que -tal vez por su propio efecto- hoy no reniega por haber puesto el despertador media hora antes por llegar antes que el sol. Papá lo ddice así: el tiempo al tiempo, tiempo le pide; el tiempo al tiempo, tiempo le da. |
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