Jade May Hoey

1974-2004

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24.4.06

Salimos el sábado. Yo no quería. Estoy tomando algo para el resfrío, mucho menos de la dosis pero me baja la fiebre y es lo único que importa, pero se iba Aurelianne (Buenos Aires y después quizá Mendoza o Santiago) y aunque recién lo conocía me pareció saludable llevar la tertulia a un ámbito más concurrido, pero yo no quería. Me hubiese quedado escuchando The Mission hasta las diez de la mañana, o el último disco de Depeche, con la televisión sin volumen repitiendo la película con Paz Vega. Ir a un sitio más concurrido significmaba, entre otras cosas, escuchar cualquier cosa que no se parezca a The Mission y ver a un montón de mujeres bailando entre ellas, besuquéandose con algún otro o forzando un apretado trencito con rumbo al baño (siempre es grata una mano femenina en la cintura pero por qué los empujones, mamita, por qué el culo) y ninguna de ellas se parecerá -ni siquiera en el instante que dura una pestaña- a Paz Vega y eso no es del todo bueno, no porque yo estoy ligeramente resfriado, haciendo un esfuerzo para no fumar (Aurelianne acaba de decirme que los Gitanes rubios son un invento argentino, ¡oh Galois!). Subo el escalón, alguien me llama desde la tarima que está cerca de la barra del fondo. ¿Ves esto?, me dice, y vuelvo la mirada sobre la pista. hay brazos en alto, pelos con gel, pechos que quieren saltar el cerco de algodón, todos están agitados, bailan una canción que no me gusta (¿así son las cosas en Ibiza?). Esto no hay en Buenos Aires, remata mi amigo y me deja perplejo.

Comments on ""

 

Anonymous Anónimo said ... (24/4/06 21:52) : 

Pero para usté que afiebrado se le dá por enfermarse, le dejamos esto que si hay en Buenos Aires.

 

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