Ojo al parche
Así las cosas, mis queridos amigos. A veces la pobreza a la que parecemos condenados los países periféricos -que tanto nos hace renegar cuando roza el imposible mejorar el pan nuestro de cada día o comprarnos una camisa a la última moda- nos pone al cuidado de ciertos engaños, no porque falte esa voluntad de engaño, sino sencillamente porque somos pobres y por ello consumidores poco interesantes. Otro sería el cantar si nos fuera un poco mejor. Y si no echen un vistazo al culebrón que se ha desatado en la madre patria por culpa del pomposo lanzamiento de un directorio (sí, otro más) de bitácoras. Sé que es bastante largo para leer pero me permito sugerirles que no se dejen amedrentar por la longitud. Después de todo, quién sabe, quizá en algún momento un coletazo de estas movidas publicitarias nos toque a nosotros. Excepto que demos por buena la opereta Casciari. En tal caso, ya hemos estado al alcance de este tipo de fraudes. Pizpeen acá y acá y si tienen ganas me cuentan. |
Comments on "Ojo al parche"