Jade May Hoey

1974-2004

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27.3.06

Matancera

La reforma constitucional impulsada por Carlos Menem a mitad de los años noventa supuso, entre varias nuevas, una vuelta de tuerca sobre el mecanismo para elegir presidente.
Hasta entonces la elección era indirecta. Los ciudadanos elegían a una lista de candidatos, llamados electores, a razón de una cantidad ligada a la representación parlamentaria de cada distrito, que serían los encargados de escoger el nuevo presidente.
A pesar de lo impopular que importa una elección en dos tramos, el dispositivo le otorgaba mayor peso relativo en la decisión a las provincias que contasen con un padrón menos numeroso. Con bombos y platillos se anunció en aquella ocasión el final de una era: de allí en adelante la elección sería directa, por mayoría de votos, más allá de la incusión de un balotaje a la argentina, esto es: una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, que podía evitarse no con la consabida fórmula de "mitad más uno" de los votos, sino cuando el candidato vencedor otuviese más de 45 puntos porcentuales o más de 40 con 10 de ventaja sobre el segundo más votado.
A resultas de este procedimiento, la elección sería definida esencialmente en los distritos más populosos, aunque en el caso argentino sobre el plural. Hay un distrito, la provincia de Buenos Aires, que reúne casi la mitad de los votantes de todo el país y dentro de la provincia de Buenos Aires, hay un partido, La Matanza, que cuenta con un padrón que supera con holgura a la suma de los padrones de varias provincias.
Se preguntará el lector extranjero por la necrofilia de un país que es capaz de denominar La Matanza a una municipalidad. Mucho podría decirse al respecto, pero por lo pronto me interesa señalar los equívocos a los que pueden conducir la portación de un nombre como ése.
En su edición del último domingo, al diario Perfil publica la foto de un afiche proselitista (no hay elecciones en breve, pero no falta quien siempre tiene alguna en vista) que justificaría la inmediata detención del publicista que lo diseñó. Sobre los colores de la bandera argentina, dos nombres, Kirchner y Samid (un personaje siniestro que revista como empresario evasor y otrora se desempeñara como secretario de obras públicas de un gobierno corruptérrimo) y en el centro, la leyenda "por una Matanza mejor..."
Hay buenas razones para estar asustado.

Comments on "Matancera"

 

Anonymous Anónimo said ... (27/3/06 23:09) : 

Acabo de llegar, y YA me encuentro con una contradicción suya.
Eso del afiche "por una Matanza mejor...". Mire que es raro, Usted.
Raro y jodido. ¿La vez que le dicen la verdad, tampoco está conforme?
Vine, y no voy a dejarlo
sin quedarme.

 

Anonymous Anónimo said ... (27/3/06 23:23) : 

Lo mío es sólo un fundado temor. La verdad suele ser demasiado angustiante para leerla sin anestesia alguna.
Güelcam, Silvia Sue.

 

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