Jade May Hoey

1974-2004

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17.3.06

Escribir con una goma de borrar

Salimos a las apuradas. Es ganar de prepo el relojito fichador nuevo (que está programado para ponerte falta si llegás después de las siete y media; acabo de comprobarlo apenas anteayer), lo que ha implicado antes desenvainar la billetera, el portadocumentos o dondemierdaunoquiera haber metido la putísima tarjeta, que sale más cara que tu vida, ésta, la miserable, y la próxima, en la que perecerás víctima de la fiebre amarilla o de cualquier color que te guste.
No, no miro tele. No tengo aparato y si lo tuviera no sé si me daría el cuero para pagar lo que cobran para ver esos canales inmundos, que te pasás una hora, dos, seis, saltando de aquí para allá, armándote un programa a medida con cada retazo de bizarría que te haya arrancado una sonrisa o a vos mismo con un tarascón de sublimalia.
No miro tele; básicamente porque soy pobre y no puedo elegir, pero si pudiera elegir, trataría de no ser pobre.
Yo sí miro, cuando le escapo a la sobremesa, me dice Vicente, y apuramos la marcha para primerear en la fila del bondi y ganar asiento, es que los pibes son absorbentes y uno es el padre y no se puede hacer el boludo, pero tendrías que mirar tevé (no sé por qué dice tevé), no es tan mala como andan diciendo.
Puede ser, digo, mientras me saco los pelos que se me vienen a la cara por culpa del viento choto que me trae nostalgias del barrilete atado con hilo de tanza. Igual, no es para cualquiera el barrilete, me dice Vicente, acaso recordando sus tiempos de purrete en Ramos, yo hice la prueba con uno de mis pibes, todo sea por la imagen paterna, pero esas porquerías de plástico no se la bancan. No me acuerdo mucho cómo era, le digo, sólo de la canchita que estaba al lado de los bomberos, que nos gustaba porque era casi el campo y no había cables así que le podíamos dar cuerda hasta que no quedase nada en el carretel.
En esa época, de esto sí me acuerdo bien, sólo veíamos atecé. Estaba bueno el kenia sharp club, al menos eso decían mis amigos porque a mí me mandaban temprano al sobre y sólo pude ver una teta por la tele algún sábado en la función privada de Morreti y Berulli, te acordarás, se la pasaban escabiando las cuatro horas que duraba el programa.
Sí, te das cuenta?, ahora es diferente, yo pago el abono de mierda tenés como ochenta canales, que es lo mismo que pasa con la música, que en un disco ahora te entran ciento veinte canciones y por un lado somos menos exigente y grabás cualquier cosa y de todos modos cuando querés escuchar algo nada te convence. Y con internet, con los libros y con las películas.
Sí, le digo, y me quedo pensando que este fin de semana voy a meditar sobre eso de escribir con una goma de borrar. Uno debería escribir con el cuidado de saber que con ese acto desaloja algo que está escrito de antemano. Entonces no cabría otra posibilidad que guardar una pizca de decoro.

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