Jade May Hoey

1974-2004

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20.2.06

Pies de barro

Hace una semana Piro consideraba la senilidad de uno de los pensadores que el suplemento de Cultura de Perfil ha escogido para llenar su contratapa puesto, en aquella ocasión, a analizar el deplorable estado de las veredas porteñas.
Sin embargo su compañero de página no se queda atrás. Sin ir más lejos, en la edición de ayer, nos obsequió una intervención que es una verdadera fiesta para la razón.
Por supuesto, el artículo comenzaba con una cita. Esta vez se ocupó de una frase atribuida a Borges (o a su caricatura, tanto da): aquella en la que decía que la democracia es un abuso de la estadística.
En plan de refutar tal sentencia, a las diez líneas se permitió decir que es la estadística la que abusa de nosotros y puso como ejemplo, cuándo no, la tristísima gestión gubernamental al servicio de la lucha contra la inflación.
El que no lea Perfil se preguntará qué hace un comentario de señora gorda en la contratapa de una sección cultural. Sinceramente no lo sé.
Sí sé que, a partir de un libro de Osborne, Reinventar el gobierno, que el ex vicepresidente estadounidense Al Gore tomó como propio, se instaló la tendencia de medir el impacto económico-social de cada etapa de la acción estatal con miras a revertir las habituales prácticas discrecionales que estilan llevar a cabo los conductores de la cosa pública y que, a partir de eso, los organismos multilaterales de crédito se encargaron de extender la ola a cada uno de los países en vías de desarrollo a través de sistemas de evaluación de la eficiencia en el uso de los préstamos por ellos otorgados.
Inexorablemente, la medición continua de la eficiencia pasó a formar parte capital del proceso de reforma del estado, fogoneada, claro está, por el poder de coerción que siempre tiene un acreedor insoluto.
A pesar de ser loable la intención, la precariedad de esos sistemas de evaluación era proverbial. Por caso, deja bastante que desear el pretender que a mayor cantidad de desembolsos, mejor sea la calificación de la unidad ejecutora de un programa de inversiones porque bien puede darse que, con tal de engrosar la cifra se burlen todos los procedimientos que atañen a la legalidad. Y, llegado el caso, medir la legalidad (o en todo caso sus desvíos) es algo un poco más complejo que sumar el monto de las órdenes de pago.
Del mismo modo, por dar otro ejemplo, a nivel educativo se pondera el costo de la universidad pública cotejando el monto total invertido con la cantidad de graduados, lo que naturalmente da un número estratosférico para los ad lateres del control del gasto público y, por otra parte, se instala la idea de que para ser más eficiente la universidad debe expedir más diplomas, sea como fuere. Eso por no mencionar la cantidad de estudiantes que dejan a la mitad sus estudios, equiparando el monto invertido en ellos a dinero derrochado cuando, en realidad, una buena parte de ellos pueden ser útiles a la sociedad incluso en su carácter de productos semiterminados.
Con esto quiero decir que la culpa no es de los índices. No es por culpa de la campana de Gauss que haya tanta gente que atraviese penurias económicas ni es por el teorema de Bernoulli que tanta otra se mate en accidentes de tránsito. Son sólo cifras derivadas de modelizaciones.
El punto es que la bondad o no de esas modelizaciones expone groseramente al segmento social menos preparado a la manipulación por parte de aquellos que se cuidan el traste mostrando cifras. Las enormes posibilidades que nos abre el auge de la informática son un arma de doble filo porque, sin la capacidad de procesar la marejada de datos que cualquier Juan de los Palotes dispone, corremos el serio peligro de volvernos mucho más ignorantes de lo que hasta ahora hemos sido.
Pero qué hacer ante este fenómeno, ¿quedarnos de brazos cruzados maldiciendo a la estadística o indagar cuáles son las bases con las que un periodista, un empresario, un hombre público nos informa que ha bajado la cantidad de delitos en un distrito, ha aumentado la generación de empleo o el tamaño de los senos de las mujeres de más de 35 años?
Más que nunca nuestro límite está dado por la capacidad que mostremos a la hora de separar la paja del trigo y en este punto reverdece la importancia de los espacios en que pueda refugiarse la capacidad de pensar y, sobre todo, de pensar distinto.
De otro modo, incapaces de distinguir entre causas y consecuencias, estaremos a merced de los que nos prefieren ignorantes como en aquel capítulo de Los Simpson en que la amenaza un meteorito alteró la paz de Springfield y, descubierto el error de cálculo, fue Moe quien encabezó la horda a la voz de “quememos el observatorio así esto no vuelve a suceder”, una frase tan argentina, tan de señora gorda, tan de contratapa de suplemento de cultura que dan ganas de llorar.

Comments on "Pies de barro"

 

Blogger Miguel P. Soler said ... (21/2/06 15:41) : 

Realmente, esas dos notas de contratapa, con las efigies casi kitch de borges y cortazar, me fueron imposibles de leer. Porque caí en el mismo problema, querer leer algo que tenga que ver con los retratados y con la literatura, en definitiva. Esos dos artículos desafinan y desentonan. Incomprensible.

Qué no decir de las Estadísticas. Como todo instrumento de medición probabilístico tiene doble filo. Toda estadística debe sustentarse en la lectura y principalmente en "pensar" esa lectura. Si uno no piensa, viene con pensamiento incorporado: generalmente tendencioso, porque siempre las estadísticas se arman con cierto punto de vista. Tu ejemplo de los alumnos que no se reciben, es ilustrativo en este aspecto. Es más, están los estudiantes itinerantes, que laburan y producen en el país, y que por ende, tardan hasta 10 años en recibirse. Todo depende de lo que se quiera transmitir, pero está en el lector la capacidad de pensar el dato, para que no lo tomemos premasticado merced a un consumo perezoso.-

PD: ¿Te referís a la ecuación de Bernoulli que se aplica a las cañerías?

Saludos.-

 

Anonymous Anónimo said ... (21/2/06 19:50) : 

Francamente nunca entendí a qué apuntaba el turco con su artículo. Respecto del quetejedi, es más de lo venía exponiendo en sus excursiones literatas: un todoterreno de la tocata de oído.

No sé cómo le llaman a la ley de Bernoulli que refiero (porque para más, me parece que tiene más de una de uso común). Desde luego que yo no la usé para cañerías sino para el cálculo del costo de las primas de seguro.

Un abrazo.

 

Blogger vadinho said ... (23/2/06 21:49) : 

don fander. ud habrá visto que no me entrometo con comentarios cuando sus post se refieren a la literatura. a ver si entendí bien. ¿cuándo dice que dicha frase es atribuida, significa que ud infiere que él nunca la dijo? ¿o significa que no es una frase de su autoría? si fuese esto último, hago mutis por el foro, pero si se refiere a lo primero, humildemente, me animo a "corregirlo".
en estos días subiré un reportaje a borges en video donde se puede apreciar de su boca la frase en cuestión.

un abrazo

 

Anonymous Anónimo said ... (23/2/06 22:25) : 

Qué bueno que tengas el documento y lo compartas, vad.

La mano es más o menos así. Allá por 1932 debutó en River Plate un delantero de los míticos, Bernabé Ferreyra (a) el cañonero de Rufino. Fue en un partido contra Tigre en el que no habrían más que 5 mil personas.

Según contaba Bernabé, si se hubiese tomado el laburo de llevar la cuenta de la gente que lo felicitaba por aquellos goles primerizos diciendo "yo estuve esa tarde", tal vez fueran unos 20 mil.

Con Borges, puesto a tótem, pasa más o menos eso. No falta la ocasión para que aparezcan citas nuevas, que ya no sé si son de él o de nuestra imaginería, y no creo estar solo en el desconcierto ante ese florecimiento tardío.

Mi favorita es una en que le preguntan al viejo por las Malvinas y sale con que habría que cederlas a Bolivia, por ejemplo. ¿Qué hago? ¿Me lo creo? No sé, pero bien vale de relleno para charla entre amigos y poco más.

Construir o destruir verdades sobre esas anécdotas me parece, por lo menos, una pérdida de tiempo, no por culpa de Borges, claro, que usaba los reportajes para divertirse, sino por los exégetas de cafetín.

Y opiná en lo que se te cante, che, que para eso estamos. Un abrazo.

 

Blogger vadinho said ... (24/2/06 00:15) : 

creo que mañana ya estará online. la demora se debe a que tengo que cortarlo para que esnips me lo acepte. en esto tenés toda la razón, se nota que se está diviertiendo porque contradice 2 de cada 3 afirmaciones que el periodista formula. até logo.

 

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