Jade May Hoey

1974-2004

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3.1.06

Todas estas tardes

Me levanté de la siesta lleno de angustia. A falta de unas pocas horas para que acabe un nuevo día, no había articulado ni siquiera el párrafo diario y tengo tantas cosas a medio camino que sería un crimen irme de vacaciones, de vacaciones de verdad aunque no sean las que deseo, y dejarlo todo así.
El sol de las cinco de la tarde me atrofiaba el sentido de la vista y ante el aturdimiento que a cualquiera le sucede cuando se despierta tras un sobresalto, se levanta y no procede a lavarse la cara, estaba confundido, incómodo en un cuerpo ajeno. Me las ingenié para ocultar el sol tras un paño demasiado fino para ser frazada y demasiado grueso para ser cortina, me preparé unos mates, prendí la página y abrí word, documento nuevo. Contemplé la ferocidad de la página en blanco y me enfurecí por haber extraviado los poemas de Nicanor Parra que había capturado en la mañana.
El viejo me pone de buen humor, no es poca cosa viniendo de un poeta y mucho menos viniendo de alguien que se la pasa diciendo que al final nos morimos todos. Siempre me río, incluso de eso, porque atesoro la sospecha de que la muerte es también un aprendizaje y a los alumnos atolondrados nos llevará un poco más que esta vida el aprender qué cuernos pueda ser la muerte.
De modo que ahí estaba yo, con la mitad de la cabeza puesta en el año que vendrá después de las vacaciones -esas cosas tengo yo-, no me voy y ya pienso en lo que voy a hacer en cuanto regrese y la otra mitad puesta en lo que todavía no acabo de hacer, lo que en última instancia también es pensar en lo que haré cuando vuelva.
Claro, debo trabajar duro y parejo en asuntos de índole profesional, después pondré cara de matón a sueldo para reclamar que me paguen todo lo rápido que yo no he sido para ganarme esa paga y finalmente, con todo lo que recaude, formaré un fondo que no tocaré por ninguna razón. Todo sea por fortalecer la pata financiera del proyecto, que todavía está enclenque.
Tomé uno de los regalos que me hice para mi cumpleaños: Bolero de Ravel, Maurice y no había pasado la mitad que ya estaba recobrado las fuerzas. Estuve toda la tarde aporreando las teclas. Creo que parí un par de cosas que merecen que siga trabajando en ellas, o que empiece a hacerlo en realidad, que es lo que más me cuesta de todo.
Y al cabo de un par de horas me convencí de que la tarde había sido de provecho, que no me pasaba toda una tarde escribiendo desde que tenía el pelo largo y era feliz. Y en efecto, ya es tiempo de que me corte el pelo y no seré feliz, pero me da el cuero para disimular.

Comments on "Todas estas tardes"

 

Blogger Bella Isabella said ... (3/1/06 12:23) : 

27/12 Felicidades
La Coquita

 

Blogger Unknown said ... (3/1/06 12:34) : 

Que defecto ese, irse, volver, cambiar en el proceso y todavía no haber rematado a la mente en blanco. Es algo que comparto.

 

Anonymous Anónimo said ... (3/1/06 21:51) : 

Es estupendo eso de hacerse regalos a uno mismo por su cumpleaños. Yo en una ocasión actué de esa manera, y tuve un regalo fantástico e inesperado, aunque me duró muy poco.

Abrazo orgiástico.

PD: No te cortes el pelo.

 

Blogger vadinho said ... (3/1/06 23:55) : 

krishnamurti decía que mientras los occidentales estamos masticando un trozo de comida ya también estamos pensando en el próximo. no recuerdo el libro, pero el capítulo se llamaba "bocado occidental"

volviendo al contexto ¿y si se deja el pelo tal cual está y sigue escribiendo toda la tarde?

 

Blogger ... said ... (4/1/06 00:45) : 

irse y venirse, pero ante todo, despertarse de una siesta que anuncia la decadencia del día y que te de el cuero para no ser feliz y bancartela... que les agarró a todos por cortarse el pelo?

El bolero de Ravel me fascina, me energiza y no lo escucho nunca:(


El devenir es un constante fluir!


beso

 

Anonymous Anónimo said ... (4/1/06 07:07) : 

Salute, Babi.

Ary: la solución es sencilla. Basta con no hacer nada.

Ella: me vi obligado a hacerme regalos porque este año mis amigos... en fin. Eran menos de tres euros. Valía la pena.

vadinho: me haces acordar a Osho, que decía que los adictos al faso no nos harímos daño si del acto de prender cada uno pudiésemos hacer una ceremonia. A mí no me dio resultado. Bah, no sé cómo se haga para hacer una ceremonia de eso.

Paxzu.¡No soy feliz pero disimulo! Y poné a Ravel, qué te cuesta más que buscar el disco?.

 

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