Jade May Hoey

1974-2004

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31.1.06

Etología_8

Esta gata dio pruebas de tener un apego tan grande a mi padre [se refiere a Luis Brehm, uno de los padres de la ornitología europea en general y de la alemana en particular; poseedor de las colección particular de aves europeas más importante del siglo XIX, de extraordinario interés para la ornitología española, y editor/autor de la primera "revista" mundial dedicada exclusivamente a la ornitología: Ornis oder das Neueste und Wichtigste der Vögelkunde, 1824-1827)], como jamás habría tenido el perro más leal.
Sabía perfectamente que mi buen padre era un excelente conocedor y amigo de los
animales, y que ella, la gata, era su favorita; por lo que hacía todo lo posible para demostrarle su agradecimiento. Cada vez que cazaba un pájaro, se lo llevaba entero a su amo o muy poco dañado, importándole poco si después le daban la libertad o servía para la colección: jamás se atrevió a tocar ningún ejemplar disecado, como hacen otros gatos; por ello, se la dejaba entrar en el cuarto, donde las mesas y las estanterías estaban llenos de animales disecados. Cuando la llamaba mi padre, se presentaba inmediatamente, ya suplicando, ya adulando, según conocía por el tono de la voz si había sido llamada para hacer compañía a mi padre o para recibir algún bocado que éste le guardara. Si mi padre leía o escribía, la gata se le sentaba con toda comodidad en los hombros: si se iba de casa, le acompañaba hasta la puerta. Durante la última enfermedad de su amo, cuyo espíritu fue activo hasta el último momento, le visitaba la gata cada día horas enteras, y además de esto, procuraba hacerle pasar algún rato agradable.
En las cajas que teníamos llenas de animales disecados, encontrábamos diariamente algún pajarillo muerto que el gato había depositado allí con destino al gabinete zoológico. Llámese a esto vanidad, o dígase que lo hacía para recibir los plácemes de sus dueños, no se podrá menos de calificar estos actos como altamente inteligentes y morales, que el animal ejecutaba con el fin de cumplir y llenar bien un deseo de su amo. Quiero conceder que sea una casualidad el que este excelente animal no quisiera apartarse, a buenas, del cadáver y caja mortuoria de mi padre, y cuando se le echaba, volvía otra vez; de todos modos, creo digno de ser mencionado este hecho.


A. Brehm, La vida de los animales (1880)


Lágrimas y Penas

Agustín Rouart, Lágrimas y Penas (1943)

Comments on "Etología_8"

 

Blogger m a said ... (1/2/06 10:01) : 

Gracias.

 

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