Jade May Hoey

1974-2004

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30.1.06

El dolor esculpe, claro que sí, el fuego hace maleables los metales. Nadie sale de allí con la forma con la que entró. No hay modo de concebir esa angustia individual extendida a toda una ciudad, pero tal vez baste con sugerir que los padecimientos engendran una suerte de inmunodeficiencia psíquica. A la vuelta todos son más vulnerables.

El rostro de eso que no se nombra en Kaputt

Comments on ""

 

Blogger m a said ... (30/1/06 13:23) : 

Me parece que es cuestión de cada uno, si no sería muy determinista. Es cierto que no salís con la misma forma que con la que entraste, pero soy una convencida que si contás con las suficientes herramientas podés fortalecerte con cualquier experiencia, por más dolorosa que sea.

Parece ser que la malformación que citás es bastante común en otros lugares de la Patagonia. Mi primo nació en Esquel con ese problema y sé que hubieron más casos

 

Anonymous Anónimo said ... (30/1/06 16:31) : 

El estudio es de autoría del padre de un amigo mío, al que desgraciadamente he perdido de vista.

Yo pasé -y de hecho paso- por una circunstancia así y me vi fortalecido con ella, así que si soy categórico, sólo tiene fines literarios.

Pero cada caso es diferente y yo mismo no sé qué haría puesto en esos zapatos. No sé, me da por estremecerme ante casos como el de una amiga que, enferma y recuperada su madre, vio caer a su padre y viendo cómo estaban las cosas se casó de apuro.

La desgracia es colectiva pero la experiencia es individual.

 

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