Si no me dieran risa los argumentos con olor a nafatalina que la van de neodemocráticos, me preguntaría cómo podemos, al mismo tiempo y válidamente, quejarnos del spam y permitir que cualquier sotreta con aires de tal y cual se ponga en situación de verdugo, como si ya no hubieran bastantes verdugos y no tuviésemos las casillas de correo saturadas de desconocidos que nos saludan, nos piden guita o nos venden la panacea para males que todavía no conocemos. Es lo uno o lo otro. No veo el modo de conciliar las cosas para decir "esta cantidad de spam es buena y más de eso, no". Terminemos con la payasada de una vez. O quitamos del medio a los arlequines o dejamos de quejarnos de que esto es una murga. Sí, esto era lo último que tenía para decir. |
Comments on ""