Jade May Hoey

1974-2004

Powered by Blogger


Locations of visitors to this page

19.12.05

Santa Lucía

El martes pasado fue feriado. El día del petróleo, creo. Creo y no me importa porque en verdad lo único interesante es no venir a trabajar. Un día pasará todo y los que vengan se cagarán de risa de los estúpidos que tuvieron semejante idea: ¡un día para el petróleo!, pero al respecto yo hice mi parte. Clavé firmemente mis pies en el piso y traté, con relativo éxito, de dejar de moverme. No hice planes, aunque me tentaron todo el tiempo con las más diversas alternativas, todas ellas edulcoradas por el afán celebracionista que se impone en esta pugna, y no, loco, no quiero hacer nada, no sé si alcanzo a ser lo suficientemente claro. Era martes y feriado, pero después, vino el miércoles y yo estaba en paz pero todavía me duraba la euforia de haber vivido un lunes lleno de sol, a la espera de un martes que nunca acabe, y sentado sobre la certeza que me había erigido ni me di cuenta de que era miércoles, y que todo el mundo llevaba una cara de miércoles, y que mecánicamente, al sentarme a mi escritorio avancé varias páginas del taco calendario hasta dar con el miércoles catorce, y resulta que es santa Lucía. Yo estuve alguna vez en un hospital con ese nombre. Recuerdo que era de madrugada y había un montón de cegatones como yo, que se apiñaban para que les metiesen una linterna dentro de los ojos. Qué extraño modo eligen algunos para llorar, qué espantosas razones tendrán esos señores enlinternados para torturar a sus clientes bajo la excusa de un diagnóstico, de la esperanza de una cura. Si eso me hubiese pasado hoy, que siempre es martes y feriado, no le hubiera dado mayor pelota. Es más: me atrevo a imaginar los regaños de mi madre, siempre a medio mascullar entre sus dientes postizos, devenidos en lagrimear suplicante. La veo echando sus brazos sobre mí, como si fuera un pendejo malcriado, manoteando de su bolsillo el pañuelo que me seque los mocos. Madre, qué me haces, total, para lo que hay que ver. Y también el calendario dio jueves y por fin viernes, que tanto se pareció a ese lunes que a destajo disfruté, a la espera de este martes feriado por un decreto plagado de considerandos materialistas, que de puro eterno jamás me alcanzaría para conjurar las huellas que va dejando la euforia. Caramba, no estaría mal eso de tener un dedo en cada mano que termine en lamparita, que uno le eche un castañazo a la uña y zas, la luz sea, pero natura ha sido mucho más sabia de lo que nosotros podemos soportar. Sin lugar a dudas, si tuviésemos un dedo linterna, en la escuela dejaríamos ciegos a nuestros compañeros de banco. Nunca nos sobreponemos de la violencia de un patio de escuela. Es inútil. Siempre acabaré pensando en lo mismo. Aunque sea feriado y haya dejado de importarme.

Comments on "Santa Lucía"

 

post a comment