Jade May Hoey

1974-2004

Powered by Blogger


Locations of visitors to this page

29.12.05

Lo siento: nunca cierro a tiempo mis balances

Lo de hoy es nada más un pedido de disculpas por mi desorden. Me hubiese gustado poner a continuación un listado con esos objetos que me depararon la satisfacción, la molestia, la esperanza, pero no, no he tenido tiempo, ni ganas y por mucho que le escape al espíritu celebracionista, de vez en cuando, por ejemplo anoche, me dejo alcanzar y me olvido de que tengo que sentarme a escribir sobre varios asuntos y con carácter urgente.
A título provisorio y para no dejar en blanco (o en verde) este espacio, vayan los siguientes apuntes.
Este año me encontré con más libros de ensayo que novelas.
Lo mejor de todo fue El crimen perfecto de Jean Baudrillard, un libro capital, el único que me ha metido miedo en varios años. Nunca pensé que temería al pensamiento vivo de un tipo de más de setenta años, pero su prosa me ganó. Leí todo lo que pude a Deleuze. Lo mejor fue Crítica y clínica, pero me quedó en las gateras Lógica del sentido y realmente he disfrutado con la postergación. Sé que con esa obra tendré para varios años de lectura. El verano pasado leí Literatura del mal y ahora estoy abocado a Felicidad, erotismo y literatura de Bataille, auténticamente dos libros del carajo.
Me gustaría leer las novelas que escriben mis contemporáneos, pero me da un poco de temor ensartarme con fiascos, así que la única que leí, por obsequio de su autor, fue Auschwitz de Gustavo Nielsen y no sólo no resulté defraudado sino que me encontré con una obra estupenda.
Fuera de eso, lo más destacado que leí fueron, por orden de aparición, Historia del ojo, también de Bataille -a esta altura un fetiche-, Amberes de Roberto Bolaño, una pieza breve con una no-trama de ensueño, una novela pendeja que me dejó con las ganas de saber cuánto hay en ella del viejo Bolaño, el paria, y cuánto del Bolaño condenado a muerte por su hígado y la primera parte de Adriana Buenosaires de Macedonio Fernández, una obra rupturista, lo mejor de eso que llaman vanguardia que yo haya leido jamás, que me dejó la sospecha de que es imposible, después de eso, escribir algo que valga la pena. Y como no creo en las ternas que se estilan, una cuarta, La potra de Juan Filloy, un diamante que no ha sido valorado en su justa medida, que me acompañó durante varios meses, un poco por el ancho dominio de la lengua que tenía el viejo y mucho por no querer despegarme de ella, por desear fervientemente que nunca se acabe.
Me quedé con ganas, y todavía no me repongo de la contemplación de mi deseo sin saciar, de tener treinta y cinco pesos para comprar Viaje al final de la noche de Céline, pero durante el 2006 la compro aunque deje de comer una semana.
Soy mal lector de poesía, así que no abandoné a Dylan Thomas y al vaso de whisky de los sábados por la noche y descubrí el amor por Rosario Castellanos.
En una de esas noches de whisky, lloré como un marrano después de leer Bajo el agua, una pieza maestra de Bioy Casares, la historia de un amor que llega a un límite de asfixia por claustrofobia. No fue una experiencia menor participar de El caos de J.R.Wilcock. De allí, nada más bello que La engañosa.
El disco del año es el último trabajo de Depeche Mode pero mi desprecio por la música contemporánea hace que nunca abandone a mis berretines: Led Zeppelin, Bowie, The Cure. Quedé pasmado ante el gran disco de Bebe y odié mucho más a los cantantes del rock vernáculo, que no sólo carecen de glamour sino que son incapaces de dar todas las notas. Del rock argentino, la mejor canción fue Eiti Leda versionada por Fabiana Cantilo y acompañada por la muy feliz intervención de Gustavo Cerati.
Sin embargo, haciendo un rápido repaso de los discos que compré, puedo diagnosticar mi concepto actual del rock & pop: Mederos, Piazzolla, Chopin, Ravel, el concierto de Aranjuez, Charlie Parker me tentaron desde la mesa de saldos.
En dvd lo mejor que vi fue Trilogy de The Cure y todavía no me recupero del asombro de haber conocido versiones muy superiores de un disco capital como fue, como sigue siendo, Desintegration. También fue muy bueno ver al Bowie en su tour Reality. El hallazgo del año fue Placebo, la mayor perplejidad se la debo a los videoclips de Chemical Brothers, mi mejor sonrisa al joven Bowie, tal vez por encontrar algo de mì, en su clip de Blue Jeans y la mayor ausencia es culpa de Radiohead.
En cine, mal que me pese, lo mejor que vi fue la primera versión de El exorcista con el insuperable fray Karras quien disfrazado de Mefisto me persiguió en sueños más de una noche. No siguió la misma suerte, aunque también me gustó mucho, el Jack del maestro Burton (Tim, no Richard).
Mi radio de cabecera es Spika y mi programa favorito Solo ante el peligro. No tengo tevé así que me quedo con Los Simpson, a los que relegué tanto tiempo que la mayoría de los capítulos son estreno para mí.
Puede que complete o corrija esta lista. Y puede que no.

***
Y me olvidé nomás:
Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes (¡!)
A principio fue el amor, Julia Kristeva (¿?)
Mitologías, Roland Barthes (...)

Comments on "Lo siento: nunca cierro a tiempo mis balances"

 

Anonymous Anónimo said ... (30/12/05 21:12) : 

(.....la segunda parte...llegará....)

 

Blogger A. said ... (1/1/06 21:21) : 

Rosario Castellanos. Bella, verdad?

 

post a comment