Aprendiz de odontólogo se ofrece
Quien todavía tenga alguna duda sobre las capacidades de Eduardo Antín (a) Quintín como crítico literario, no dude en leer el valioso antecedente que Balduccio ha rescatado del archivo. Al que todavía no se haya sumergido en su infausta prosa, le recomiendo que no lo haga pero, sabiendo que la gloria ha de ser para los obstinados, sugiero a los valientes el siguiente mapa de lecturas: “Fogwill confiesa haberse tomado el trabajo de averiguar quién era yo, un lector de su novela que carecía, a diferencia de Elvio Gandolfo no sólo de cultura literaria sino de la "opinión calificada por el consenso de que es uno de los cuatro o cinco autores argentinos que han dejado obras de originalidad y calidad comparables a la mía." (...)A mí, lo que me sorprende es que Fogwill crea en el voto calificado. Y más aun que se preocupe por mi currículum antes que por mis argumentos. Y por lo que sus relaciones opinan de mí. Me importa un rábano lo que otros opinan de Fogwill. Lo que verdaderamente me asusta es que este episodio me acaba de poner en contacto con el mundo cultural argentino y que ese sea un mundo en el que hay que mostrar los antecedentes para opinar. Y por eso, los que no obtienen la calificación suficiente, no opinan. Así es como no hay crítica literaria en la Argentina. (...)” Es curioso que la turba de límites difusos que responde al nombre de progresismo pele, ante cualquier eventualidad, el berretín de la democracia para desacreditar a lo que no le conviene. Por caso, si a Quintín le duele la muela, ¿qué hace? ¿llama a una reunión de consorcio a los vecinos de su edificio? ¿decide el plan de acción mediante una votación que se defina por mayoría simple? ¿o especial? Es mejor que yo no esté entre los electores. Posiblemente vote a favor de la extracción de la muela con un cortafierros y me ofrezca como voluntario para proceder. “Pero como Quintín se ha tomado el trabajo de fraguar mis dichos, de falsificar (en el sentido delictivo) mis palabras, me siento tentado -¡ay!- a pensar que hay mala fe (o alguna forma de insanía que arrastra a sus víctimas a la maledicencia).” Supongo que debe ser mejor pasar por loco que calificar como delincuente, pero lo mismo te encierran, hermano. |
Comments on "Aprendiz de odontólogo se ofrece"
La verdad, Fander, todo Q. es impresentable.
Barthes decía que lo que caracteriza al crítico es una práctica secreta de lo indirecto. Y también que el crítico permanece condenado al error, es decir, a la verdad.
Pero claro, ¿qué pueden importarle estas cosas a alguien como Q., que tiene la posta total, la de los pasilleos, la que se habla entre susurros.
¿No hay un puestito oficial para él en la Patagonia?
Saludos.
Siguiendo el rastro dejado por monseñor Quarracino (también con Q, qué loqo), creo que habría que organizar un país para poner a todos los ladris juntos, pero viendo la enorme lista de candidatos creo que deberíamos negociar con Rusia el alquiler de Siberia.