Maldita la hora en que dejé que pusiera un pie en mi casa, zorra vieja, no, si yo no aprendo más, quién me manda a buscarme una mina con saldo de familia, que después hay que andar haciendo la cuenta de los gastos por vos, por ella y por el pendejo, bueno, el pendejo no era tan malo, pobrecito, pero siete años y hablando tan mal y la madre que piensa que esas cosas se corrigen con un psicólogo, sí, claro, lo importante, qué digo importante: lo único, es encontrar un culpable a la brevedad. Si el pibe anda de acá para allá como bola sin manija, si el padre es un atorrante que lo único que hizo por su hijo es conseguirle el padrinazgo de matungo que jubaba en la primera de Ferro y ahí se plantó, pero cada vez que lo ve lo tapa en regalos aunque no le preocupe mucho si el pibe sigue en primer grado, con borreguitos mucho más avivados que él, que tienen una cabeza menos de estatura, lo lógico es que no sepa cómo reaccionar si uno lo aborda con la más malsana de las intenciones, como quien dice regalarle una camiseta, así por lo menos, a falta de mejor identidad, sabe de qué cuadro es hincha. Qué matete, pobre angelito de dios, la madre que le llena la cabeza diciéndole: no, vos tenés que ser hincha de Argentinos, ¿qué somos todos?, argentinos, para qué cantamos el himno en la escuela sino para decir que somos argentinos y vos como un infeliz le regalás una camiseta de Racing, que la sacás a la pasada y a cuenta de futuros honorarios del negocio de tu hermano, el próspero empresario que se gana la vida detrás del mostrador de una casa de venta de baratijas deportivas, que nunca hizo la o con el culo de un vaso pero que le da de comer, y muy bien, a tu cuñada y a tus sobrinas. No, no y no, no aprendés más. Ya vas a remontar esta cuesta, ya te va a importar nada haber hecho el sacrificio de achicar el tamaño de tu guardarropas para que entren en tu casa las cosas de ella. Ya vas a comprobar que no fue tarea inútil haber aprendido de pe a pa el código de los que viven de mudanza y mudanza. Ya te va a importar cada vez menos la camiseta de Racing cortada en dos por la maldita tijera que esta perra no termino de llevarse. Ya vas a poner al día las cuentas con tu hermano. Ya vas a aprender a comportarte como un hombre. |
Comments on "Lo que cortó la tijera"