Jade May Hoey

1974-2004

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19.10.05

Deshollar

Primero Pato, que no es un nombre, que no realza la figura femenina porque ni siquiera alude a ella. ¿Por qué no Patricia, como la tía aquella tan copetuda? ¿O Patri? ¿Será que la te seguida de la erre siempre es una señal de traba, de trabajo, de trastorno? ¿Y Paty? ¿es lo demasiado infantil para adherirse a una como un chuflín mañoso enredado en el pelo? Después el pelo corto, demasiado corto. El aire se mete facil entre las mechas, pero no los dedos ajenos. Ni tan siquiera los propios. Y sin embargo la obstinación en depilar el rubiecito bosque vecino a la oreja con tal de no ser un varón. O parecerlo, que son cosas que tanto se parecen entre sí. ¿Por qué Pato? Con el apellido debería alcanzar para poner sobre la mesa la segunda de tres cartas, la que dice ojito que yo, ojito que papá, ojito que antes, cuando las cosas eran en serio. ¿Por qué tan dura la carne del culo? ¿Tan fláccidos lucen los demás argumentos? No es mera argucia que las caderas se banquen un pibe y dos de tres se den vuelta cada vez que camino alguna vereda donde no me conocen. Sí es una argucia cuando lo veo a Juan, y cuánto me gusta mirarlo, calladito, balbuceante, cargoso hasta la baba. Dejé de ser buena sólo por pelearme contra las huellas con que llegó hasta mí, su padre, el ajuar, las estrías.

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