Jade May Hoey

1974-2004

Powered by Blogger


Locations of visitors to this page

11.9.05

El fin del mundo

Yo estaba en el exilio. Interno, no me voy a poner en grave porque no me queda bien. Además estaba en el paraíso. El Bolsón es el sitio del mundo que elegí para morir y por eso y por algunas otras razones de contexto que no conviene revelar, me mantengo a una distancia prudencial, ni muy cerca porque el idilio con la muerte es un asunto puramente literario, ni muy lejos porque uno nunca se sabe cuándo. Alrededor de las nueve y media algo nos sacó de la casa, un trámite o algo igualmente olvidable. A la vuelta, frente al portón, el locutor que leía las noticias se sobresaltaba y con voz teñida de espanto dijo algo así como: World Trade Center, incendio, otro avión, y sin mayores obligaciones me apoltroné frente a la televisión hasta saciarme con el olor de la carne quemada, el apremio con que los allegados al periodismo arremetían con los análisis, la espectacularidad de las imágenes y los replays en cámara lenta. Un par de horas después salí a la calle. Tal vez agradecí al cielo limpio estar en un lugar demasiado perdido en el mapa como para estremecerse del modo en que yo lo estaba. Si el fin de los tiempos era inminente, a mí me tocaba estar en el mejor de los lugares posibles. Lo comprobé después de una cuadra de caminata. La gente seguía saludando a la gente por el mero de hecho de cruzarse las miradas.

Comments on "El fin del mundo"

 

post a comment