Jade May Hoey

1974-2004

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25.8.05

Linda deriva

A Woody le sucedía aquello de desear ser lindo, qué tontera, aspirar a la perecedera belleza humana estando, si de cotejar deseos se trata, ante las infinitas posibilidades (qué bella manera de apodar a las imposibilidades que se me acaba de ocurrir), las ligeras variaciones que determinan cientas y cientas de eventuales combinatorias. Sí, un chiste era. Algo así como resucitarlo a Oscar Wilde para quedarnos con un pedo por evidencia, un pedo multivalente que haga las veces del genio y permita también, adoptados los recaudos de forma que se estimen corresponder, emprender una muestra andante, Museo del Pedo de Oscar Wilde, declarado de interés municipal por el honorable concejo deliberante de Sierras Bayas, y para evitarle mayor molestia a la jovencísima senectud de nuestra sedentaria población, el pedo sería grabado con la mayor calidad posible, a los efectos de compartir el archivo de audio en formato mp3 a través de la red Emule.


¿Se abrirán muchas más puertas? Me lo pregunto yo que nunca he tocado ninguna. Quiero decir, yo que he tocado timbre nada más para salir corriendo antes de alguien salga a atender. Hay que atreverse a hacerlo en un monoblock de esos que estilaban construir los viejos gobiernos. La iracundia del vecindario en mi pueblo nunca dio para más que una puteada kilométrica, de esas que uno puede germinar en el estómago durante meses. Cuántas úlceras se evitarían si en vez de usar balazos se espantase a los muchachitos quilomberos con una buena puteada. La hostilidad del terreno, esos malditos escalones que han pelado más de una rodilla y abierto más de una cabeza, fomentaban la fortaleza física, la capacidad de reacción, otras formas de ser lindo, sólo que bajo la máscara del anonimato.


No, no se abren más puertas. La lindura obra el mismo efecto que las promesas, que los cheques (orden de pago pura y simple librada contra un banco en el que el librador tiene fondos). Dicho de otro modo, la lindura sólo abre puertas en la medida en que se esté dispuesto a poner la lindura en acción. La vida es movimiento. La belleza es estática, el soplo divino que la pone en movimiento es una actitud vecina a la prostitución. ¿Cuánto hay a cambio?, ¿cuál es la puerta que se me abre? Es claro que yo no quiero que se abra cualquier puerta. Por caso un hospital no es de mi interés ni como curiosidad antropológica, que debería tenerla si es que a esto me dedico aunque nunca vaya a ser mi fuente de sustento.


Que si la lindura fuera fuente de sustento, sería capital en la nomenclatura de la ley que grava a la renta y en tal caso, contemplando la posibilidad de que la lindura más temprano que tarde se termine, hay que actuar en consecuencia, esto es, crear un fondo de amortización, una reserva para cuando toque volver al bando de los feos. Sólo que la belleza es impune y actúa todo el tiempo con aires de perdurabilidad (por qué no de eternidad). Nadie actúa como si la riqueza de la que goza podría acabarse en algún momento. Que es casi lo mismo que decir que la lindura se ha suicidado en el mismo acto de reputarse perpetua.


Yo abono de la idea de que la belleza es evasión, que todo en realidad es feo y que preferimos inventarnos lindas formas de ver y que con un poco de suerte y actuando en forma consensuada creamos mayorías que adhieren a un concepto de lindura, algo que nadie puede circunscribir a una definición. Entonces la lindura no limita con la cobardía sino que se identifica con ella. Para evocar lo bello no hay que ver nada. Es preferible cerrar los ojos y abocarse al proceso de reconstrucción de la idea que creó el consenso, un consenso puramente local, algo que tiene los alardes del vecinalismo más básico que es el mismo que saca de quicio a cualquier analista que toma un poco de distancia de los hechos.


Estoy cuestionando a la belleza. Soy lo que comúnmente se conoce como un hereje. Jorge Mayer, mucho gusto.


Pero me permito depositar en la herejía las mismas esperanzas que cualquier persona de bien deposita en el estoico grupo que trabaja para la resistencia. ¿A qué? A cualquier cosa: a la política económica del estado argentino, al oligopolio de la industria del cemento, a la endogamia de los circuitos literarios que gozan del mayor prestigio, a la polución de los pataduras en las canchas de fútbol, a las hegemonías. Queda claro que la mayoría de estas resistencias tienen una buena razón de ser y por eso mismo están condenadas a fracasar. Queda claro que otras no son más que un capricho de estudiante y por esa misma condición se catapultan al mayor rango posible: es vida o muerte, nosotros o ellos, ellos o la nada.


Me causa gracia el tal Woody Allen.


Yo hubiese preferido ser poeta.


Frotar la lámpara y convencer al genio que necesito de otro órgano vital que sea capaz de dar por mí los pasos que no me atrevo, hacerse puño y provocarle una buena hemorragia nasal a los demás. Y que también sirva para llorar, que responda a mi correo, que atienda a las visitas cuando no tengo deseos de ver a nadie.

Comments on "Linda deriva"

 

Anonymous Anónimo said ... (25/8/05 16:37) : 

hace como cuatro versos que estoy intentando escribir un poema tonto acerca de la lindura.

pero se me ocurren cosas del estilo lindura & verdura, las chicas feas son más perversas, las lindas no tienen reversa, o yo quería ser hermosa como una rosa y mi mamá no me prestó atención.

así que mejor lo dejamos ahí.

 

Anonymous Anónimo said ... (26/8/05 09:34) : 

Y yo que te hago propaganda diciendo que sos la mejor máquina de versificar que ha inventado el hombre. No me defraudes, frambuesa.

 

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