Jade May Hoey

1974-2004

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11.7.05

Una mujer atril

Sabían desde el vamos que no podía funcionar. El amor entre escritores es mentira y quién sabe si no sea mentira que existe eso que llaman amor, no sé bien, pero sí sé de una antesala exquisita en la que conviene demorarse antes de pasar a mayores, pero nomás uno se da cuenta y ya es demasiado tarde para dar un par de pasos atrás. Desde que hemos inventado el tiempo la cosa se da más o menos así.
Belén ha sido su nombre mientras duró y cualquier amante de las dificultades podía verla y darse cuenta en un mismo e indisoluble acto que escribir es lo mismo que perder el tiempo. Todo es en vano. Ponerse el antifaz de seductor, apurar las cuotas de la casita en el barrio Médanos, embaucarla con prometiéndole una buhardilla hecha de libros y colchones, papel y tinta, sudor y semen, todos mezclados.
Tal vez Belén no era Belén cuando decidió aceptar el convite o tal vez no fue ella la que escapó del naufragio. Del amor y de los bares, es fama, hay que escaparse antes de que enciendan las luces, no sea cosa que los ojos desnudos detecten que todo es artificio, el maquillaje comience a correrse y el decorado a descascarse y antes de hacer tiempo para un diagnóstico todo se ha echado a perder. Nadie vuelve a ser el que era y para peor todo guarda la extraña concordancia que se lee en las novelitas que más se venden en la feria.
Las mujeres olvidan y los tipos se encariñan hasta de una camisa que hace agua por todos lados. Siempre es igual porque tal vez nunca han dejado de buscar a la misma muchachita. En la teta de la madre, en el arenero del jardín, en los zaguanes y en los tugurios, todas distintas, todas la misma: esa.
Esa que no espera a nadie en particular en la Marconi al fondo y se deja llevar a una casa que no es la suya con una disposición y una lisura que despeinaría a mi zaino. A lo mejor desplegado el lienzo sobre el lecho, él le separe las piernas y pierda los modales que incorporó a fuerza de castañazos, moje en saliva su dedo, pase la primera página y recite de memoria: Tiene la palabra el enamorado y dice.

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