Jade May Hoey

1974-2004

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25.7.05

Para responder con mínimo decoro a las exigencias académicas, volví a escribir a mano, cosa que no hacía desde hace años. Hasta entonces mi caligrafía se presentó con el mismo descuido. Nunca hice analizar mi trazo quizá convencido de que la personalidad esquizoide se manifiesta en rasgos más interesante que el hecho de que no pueda dibujar dos letras iguales.
Al cabo de cada uno de los exámenes me dolían las manos. Usaba una hoja para volcar los resultados de la tormenta de ideas, una un poco más legible en la que daba forma a las respuestas y una tercera en la que asentaba la versión definitiva. No mejoraba demasiado la letra pero el dolor de manos valía como depurador de imperfecciones de estilo, es decir: valía para mí en tanto sujeto obsesivo por decir las cosas aproximadamente bien; resulta claro que los sujetos que me evaluaban contaban con cierta ciencia en su ámbito a la par que desconocían los rudimentos de la gramática y digo eso por no mofarme de las desortografías que las tiene todo el mundo, por supuesto.
El asunto es que me familiaricé con las notas a mano. Me resultan de mucha utilidad cuando no sé a dónde voy, digamos casi siempre, porquen esas notas se dan sus propios énfasis, se compilan y clasifican de acuerdo a esquemas y prioridades que se salen del mero garabato. De otro modo: la comodidad del procesador de textos es de una frigidez conmovedora.
Es lógico que a las notas manuscritas deba prestarles mucha más atención. Por aquello de la personalidad esquizoide no son pocas las ocasiones en que vuelvo al texto y no descifro alguna palabra y la tarea de recreación es de mucho más fastidio que la genésica. Claro que mucho peor resultan los archivos que voy dejando en el disco rígido. Cualquier clasificación que de ellos pueda hacer es vaga e inútil de suerte que podría aseverar que "archivo cerrado" es igual a "archivo olvidado".
Así, un sábado cualquiera, me cebo unos mates y descubro que puedo navegar entre mis olvidos. A dónde habré querido ir el 22 de octubre de 2004 a las 20.15 que dejé esta porquería a la mitad. De nada sirven los nombres; son tan impersonales que no representan nada: rústico, ezeiza, proposición, retorno de musas, gradación del odio. Click y se ordenan por fecha. Ojalá la cronología de los títulos pariese una frase que merezca la pena.

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