Uno de los peores vinos que haya tomado en los últimos años es el Carcassone. Entre amigos le llamamos el vino de los ingenieros. Ellos han colaborado en su difusión y el muy turro no se acaba. Encima es de los más baratos, así que cuando me invitan a una reunión nocturna, pongamos por caso la el retorno triunfal de un amigo ingeniero, y tengo que comprar algo para no aparecer con las manos vacías, que queda feo. Entonces hago todo el camino pensando como hago para evitar el Carcassone, y si el tiempo me sobra paso revista a lo que pueda haber en el sector de libros, esta gente vende de todo, y esa mujer con un Wilcock en la mano, me desespero, no vaya a ser el único y sí, hay Wilcocks a patadas, esta gente no sabe lo que vende, ni cuánto lo cobra. Olvidemos el vino de una vez, olvidemos los planes nocturnos, a los muchachos obstinados. Hey!, Ho!, Wilcock!. Soy un sentimental, definitivamente. |
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