Jade May Hoey

1974-2004

Powered by Blogger


Locations of visitors to this page

11.12.04

on the turning away

Cuentan los patagónicos dignos de fe que en los comienzos del siglo que nos ha dejado desde algún confín de la Germania llegó a esta tierra un pionero: Otto Tipp.
El fue quien, a la par de otros menos dotados para las artes, introdujo la cerveza en El Bolsón, por entonces paraje, hoy casi una ciudad:.
Así es, mis queridos amigos. Mucho antes de que las hordas de hippies erigieran su nada modesta religión -la misma que se deformó por el advenimiento de la tarjeta de débito- y escogieran como capital de su reino al querido Bolsón, hubo vida en el valle, al pie del cerro Piltriquitron. Casi todos los paisanos eran de afuera y fue precisamente Otto el que vino a escribir la primera nota de color local, comenzando una tradición que el tiempo olvidó, pero nunca falta el buey corneta que se acuerda y la cuenta. Por eso hoy vine yo.
Con lúpulo y cebada sometidos a cocción y luego de un paciente proceso de fermentación dio a luz la primera birra patagónica. Tan generoso era que cada vez que cumplía con su ceremonia izaba una bandera blanca en el medio de su chacra. Ese era el disparo que convocaba a una especie de Octoberfest que se poblaba con la sed de cuyanos, chilenos, cordobeses, gringos y cuanto cristiano de buena voluntad se sintiera interpelado.
En una de aquellas celebraciones los ánimos cobraron el vigor que se le exige a toda revolución que se precie de tal y las ebullición llegó a punto tal que la asamblea cervezal constituida al pie de la bandera blanca decidió declarar la independencia de El Bolsón. Basta ya del yugo porteño, de la postergación. Basta de civilización, de trabajar. Que viva la jarana y no se extinga jamás en nuestros corazones la llama de la vida bebiente.
Lamentablemente las tropas de la Gendarmería Nacional dieron rápida cuenta del intento secesionista que, toda la verdad sea dicha, no opuso mayor resistencia menos por urbanidad que por lo avanzado del estado de ebriedad de los cabecillas.
El resto fue más o menos previsible y no habré de contarlo yo porque debo acostarme en no más de diez minutos. Dentro de un rato junto a un puñado de amigos vamos a aquella tierra a inaugurar la cervecería Otto Tipp y me veré obligado a brindar a la salud de algunos de ustedes.
Hasta acá llego por hoy. El deber me convoca. Hay que seguir escribiendo la historia.

Comments on "on the turning away"

 

post a comment