Jade May Hoey

1974-2004

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22.12.04

fragmento de un diario al pie de los Andes/7

Don Lara sobrevive con menos de lo elemental en plena montaña. Yo no sé bien con qué herramienta, o mejor dicho a pesar de la profusa ausencia de qué otras herramientas fuera de su astucia, ha sido capaz de componerse seis o siete guitarras que tiene tiradas en su taller dormitorio comedor.
Si se las mira con detenimiento se trata de los mismos árboles que entorpecen el camino pero hay en ellos un velo que posterga el arte para dejar al alcance de unos pocos dotados. (Durante el correr de la charla mencionaré la posibilidad de un tercer ojo, lo que no fue tomado por nadie en serio). Las he mirado en detalle, buscando la costura y sólo unas pocas veces tropecé con la evidencia de un preciso encolado, lo que dicho de otro modo quiere decir que don Lara no junta retazos y los compone, al menos no cuando hace guitarras, sino que puede percibir en un trozo de madera el instrumento y además tiene la aptitud de quitarle los sobrantes.
Sobre un caballete pude ver una madera no demasiado ancha, digamos de unos veinte centímetros y dejé caer mi asombro sin reparos cuando noté un puñado de incisiones hechas con mucha paciencia y trabajo de serrucho. El que quiera creer que crea, y el que no, bueno, no me interesa: Lara corta la madera en fetas con un serrucho bien afilado pero no muy distinto del que suele haber en las casas de las no tan ciudades.
Y aunque no soy muy ducho en lo que a música se refiere, me permití tirar al aire un par de notas que no sonaron del todo mal, pero a quién puede ocurrírsele la idea de comprar una de estas guitarritas hechas con tanta abnegación para después reclamarle la fidelidad que piden los concertistas. Son bonito adorno aunque de la historia que se oculte detrás de las clavijas poco o nada se sepa.
Al fin y al cabo, don Lara no ha vendido nunca una guitarra. Quizá haya trocado alguna en la época en que estaba de moda el trueque y con eso se haya armado de azúcar para los licores, que son un poco más rentables.

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