Jade May Hoey

1974-2004

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13.10.04

para el lunario

Cuando llegó a la esquina la lunita roja le dijo que espere. No serían más de cuarenta segundos, pero el tiempo en las capitales vale mucho. En realidad, vale mucho más el ajeno que el propio, pero eso poco importaba en este caso. Prefirió consolar su fastidio recordando las lunas blancas de Grichi, dos lunas sonrientes, tan suaves y tan tibias que la otra les tendría envidia. Una envidia merecida, aunque mejor ni pensarlo, esos cráteres, esa blanca frialdad adosada a la manía de mostrar siempre un perfil, lo que la hacía más bien patética y quién sabe cuántos daría lo que no tienen por posarse sobre ella, sonreír para una foto o por qué no pegarle un tarascón, ensayar un bocado, a ver si es cierto que es de queso, pero no, eso es cosa de poetas ebrios de fe poética. El pensaba más terrenamente.
Lo sacudió el bocinazo del auto que lo seguía en la estúpida fila, hubiera querido tener a mano un insulto contundente, un grito, algo. Siempre había admirado la facilidad de algunos para destinar su ingenio al insulto. Las calles de la capital estaban llenos de eso. Ya las bocinas eran insultantes, los vendedores de chucherías, los enormes carteles de la publicidad pero no; él pensaba que no era bueno detenerse en eso. Quizá perdiera un instante vital y el próximo semáforo en rojo coartara la queja de los pistones.
Mejor, Grichi, almita pecaminosa, si no tuviera la edad que tiene... Eso se decía y era interrumpido por otro insulto, y esta vez era de una mujer con cara de letrina. En la radio un tango. Alguna vez la concha de la lora fue la cara de la luna, la maestra lo bajó de la luna de un ondazo, El lado oscuro de la luna fue más que un disco. Pero también fue la Polaquita, y aprender a brillar con su luz prestada y cuando ya no estuvo en el cantero crecieron los yuyos y fue la hora de agarrar la mochila del trabajo gris y archivar el sueño.
Y entonces Grichi qué... Quizá el cuarto creciente, aunque siempre se termine y haya que volver a la otra, que hoy tampoco se dejará morder.

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