Llegará el día en que los chimangos se quejen del precio de la pólvora y los mesías hablen desde su púlpito con las inflexiones de una astróloga (sus hobbies: bla, bla; sus medidas: ... [*]).
Y los cobardes dejarán por un rato el anonimato para hablar de la valentía (metafísica esquiva, si las hay). Ese día es hoy mismo. [*] Admitamos que esa prosa también es fatigada por los presentadores de concursos de belleza y que en las descripciones puede omitirse algún que otro acento. De últimas, nadie distingue bien entre tuteo y voseo ni presta demasiada atención al remate de los textos. |
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