Jade May Hoey

1974-2004

Powered by Blogger


Locations of visitors to this page

5.10.05

Malabia

Espera a alguien. Eso ha quedado a la vista. Van quince minutos, tal vez más. La gente no deja de salir de la boca del subterráneo. Uno va más apurado que otro. Nadie le presta atención. Si algún pausado queda, manotea lo que ofrece a comer la chica que está en la puerta de un kiosco de chucherías. ¿Quiere probar?. No. No gracias. La mayoría pasa sin mirarla. Aquí todo el que te extiende la mano es para meterte de prepo un volante de publicidad. Hay gimnasios, casas de locas, clases de tango. Decenas de direcciones que para mí no tienen el menor sentido y números de teléfono con demasiadas cifras a los que nunca llamaré. Alguno que otro me llevo conmigo. A la noche, o como mucho a la mañana, hago un recuento, me río de sus faltas de ortografía, de la prosa licenciosa de telegramas que todos tienen. Si tenés algo que decir, decilo de una buena vez, me imprecó una vez Roberto, y me marcó a fuego. De allí en adelante, traté de dejar a un costado los prólogos y las salidas elegantes. Menos diplomacia y más potencia. Supongo que algo debería decirle a esa chica. Después de todo yo espero a alguien, a alguien que, para más datos, no conozco, a alguien que probablemente no vendrá o quizá ya ha venido y ha huido con espanto de este señor que no deja de tomar notas en un cuaderno espiralado de esos que liquidan a tres mangos cada uno. Ella sigue mirando. Busca en todas las caras. Yo la imito, pero cada tanto vuelvo a verla. Me consuela que ella esté allí, esperando a alguien que tal vez ya haya venido y no se haya dado a conocer, que la haya dejado a la intemperie de un sol tenue que a mí me hace caer lagrimones de sudor que seco con el abnegado pañuelo que hoy me ha tocado. De pronto recuerdo aquellas palabras: si no vienes, me voy con cualquiera que se parezca a ti. Pero no. No me iré a ninguna parte. Me quedaré mientras tenga piernas. Cada diez minutos encenderé un cigarrillo y taparé su olor con una pastilla con gusto a mentol. Cada quince minutos echaré un gran suspiro del que nadie se dará por enterado. Cada media hora voy a contener mis deseos de estrangular a ese alguien que no llega y tal vez, una vez por hora, me eche encima de alguien con rostro familiar para espetarle mi fatiga, mis ganas de. Y si pone cara de sorpresa haré como que nada pasó. Un error. A cualquiera puede pasarle.

Comments on "Malabia"

 

Anonymous Anónimo said ... (6/10/05 02:47) : 

Un archivo completo y la decripción finita de la entrada a malabia..que bueo te rescataron de esa esquina , porque tal vez quedabas hecho un panfleto político, o un volante de publicidad, asi es Medrano, asi te trata Baires, Si te rescataron lo bueno es no volver a la esquina y tratar de iamginar en cada rostro el aspecto familiar, si te rescataron, No habra dolor, en la espera desesperada

 

post a comment