Jade May Hoey

1974-2004

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4.10.05

-Estuve leyéndote -me dijo y me sobresalté-. Yo no sabía que vos...
Habían pasado dicesiete meses de avances y retrocesos pero ya todo lo habíamos echado al olvido.

-Quiere verte el presidente. Subí.
-¿A mí?
-Sí, quiere saber cómo te fue. No sabés. Acá estaban todos re-entusiasmados con tu viaje.

-¿Me vas a mostrar algún día qué es lo que escribís?
Lo dejó caer a la pasada, antes de que yo le echase llave a la puerta. Yo tomé la forma de un ovillo esperando me reprochase la perpetua morosidad, lo inmenso del despelote que ya no cabe en mi tugurio.
-Sí, claro, un día de estos, si puedo mañana mismo, le junto algunos textos y se los regalo.
-Ay, ¿no me harías dos copias? Hortensia, mi amiga, también quiere saber.

En fin, tengo que ponerme en antólogo de mí mismo. Elegir un formato bonito. Es una pena que no tenga habilidades manuales. Podría aprovechar para fabricarle unas tapitas de cartón y de paso quedo bien con otra gente.

Salí imprevistamente de la clandestinidad. No deja de sorprenderme. Debería ser tan sencillo cómo descubrir a una bailarina en la forma de caminar. Tal vez el misterio radique en los silencios. Conviene desconfiar de esos muchachos que se la pasan callados mirándolo todo.

Comments on ""

 

Anonymous Anónimo said ... (5/10/05 11:37) : 

qué lindo una edición artesanal.

 

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